Esta obra es fruto de años de experiencia directa con la realidad de diferentes ciudades del Estado, familias y colectivos sociales participando de plataformas de diagnóstico, intervención y prevención conjunta. La autora nos presenta un libro de cuentos basado en el mundo imaginario del personaje, llamado Orientaflor, y sus treinta y un animales amigos y ayudantes, que recogen una amplia gama de necesidades y situaciones muy cercanas a todos. Nos recuerda cuál es el sentido último de nuestra vida: ayudar, acompañar el crecimiento y colaborar en la transformación del mundo, de acuerdo con ser la persona que somos: únicos, libres, creativos y responsables. Nos anima a confiar en nosotros mismos, en lo que acontece en nuestra vida y en las ayudas que siempre aparecen en el camino. Volver a ese niño o niña que fuimos, ahora ya mucho más profundo y sabio.