El soldado de Rimbaud nos invita a reflexionar sobre el circo de las ilusiones, de las fantasías, de una poesía dedicada a los clásicos que nos dieron la luz sin antes advertirnos que, como ellos, tampoco saldremos indemnes de esta huida del mundo real. Poemas que recrean escenas donde nos identificamos y donde en su interior nos abraza el fuego de un templo infinitamente personal, doloroso. Es este libro, en su conjunto, la ilustración de esa aparente dicotomía entre realidad y ficción, pero que no abandona la dialéctica entre artificio y realidad, y nos sigue sugiriendo que solamente se puede confiar en la verdad del dolor humano, en la realidad de una poesía sin sobresaltos.