Lo cotidiano es esa modesta manifestación de lo absurdo, decía Girondo. La personas normales, aquellos que no soy yo, sugería Williams. Y uno se pregunta, ¿para qué interesarse por historias de gente común si para común ya estoy yo? Pero cualquiera puede ser protagonista de una historia atractiva –tanto da si somos tipos normales y solo participamos de hechos cotidianos–, todo depende de la perspectiva con que la narre quien observe nuestros miedos y deseos. Sobre esta clave se asienta Esos de ahí afuera, un volumen que explora la conciencia de diez personajes disímiles entre sí, con antecedentes, edades, sexos y orígenes variopintos. Diez relatos encadenados por un delgado collar que cada personaje se prueba a turnos –Gustavo, Nadia, Haydée, Gregorio, César, Rogelio, Belén, Antonio, Alexander y Francisca–, y que les revela esa hendija de excepcionalidad que se oculta tras el velo de lo cotidiano. Estos cuentos son diez fogonazos o bengalas que iluminan parcialmente lo que nos rodea, y su lectura nos deja con ese sentido de extrañeza con que, en algunos momentos de rara lucidez, contemplamos nuestras propias vidas. Pedro Zarraluki A ratos un espejo, a ratos el ojo de una cerradura. Esos de ahí afuera es una brillante muestra de por qué el ser humano es tan fascinante como imperfecto. José Ignacio García Martín