La literatura puede ser un acto de resurrección (o de exhumación). Una figura borrosa e inexplicable, comparece en el negativo de las páginas de José de María Romero Barea, inusuales por su rareza y, sobre todo, por su convicción. Los poemas de Espectro son como esos rostros que uno ve en sueños, cada uno diferente, cada uno familiar. La mente del poemario engendra sus criaturas, fantasmas y demonios en composiciones fragmentadas. La imaginación nos acompaña en este viaje hacia el inconsciente universal