Los reinosácombatientes se han unidoábajo un mismo estandarte.

Es el Mandato del Cielo.

Corre el año 220 a. C., y Qin Shi Huang ha logrado derrotar a sus reinosárivales y unificar toda China, convirtiéndose en el primer emperador deláReino Medio.

Su burocracia estandariza leyes, lenguajes, pesos y medidas. Bajo suágobierno se inicia una descomunal serie de obras de ingeniería, desde laáGran Muralla del norte hasta carreteras y canales de irrigación, pasandoápor un gigantesco mausoleo para el descanso eterno del monarca, protegidoápor miles de soldados de terracota.

La capital de su imperio, Xianyang, es una joya que ejerce un poderáindiscutido sobre las cuatro esquinas del mundo. Pero más allá de los resplandecientesápalacios y jardines de la ciudad imperial, existe otra Xianyang.áUna ciudad sucia y peligrosa, llena de rencores ancestrales agitadosápor el filo de las armas, donde sus habitantes luchan por subsistir díaáa día. Una ciudad que esconde sus secretos entre los vaivenes de todosáaquellos que miran con recelo el nuevo control que impone sobre ellos.

En sus calles se cruzarán tres individuos que lo han perdido todo: unámédico taoísta ciego, una hija que no ha logrado superar los horrores deála guerra y que no se siente cómoda cumpliendo con las tradiciones familiaresáque se ciernen sobre ella, y un veterano soldado caído en desgracia.

De un modo u otro, los tres se han visto despojados de su honor. Yácuando se presenta la oportunidad de recuperarlo, resolviendo una serieáde misteriosas muertes causadas por lo que parece ser un espíritu vengativo,áno dudarán en tomarla. Aunque para ello deban enfrentarse al ladoámás oscuro de la capital imperial y de sus propias creencias.