El 12 de julio de 2006 Hezbolá cruza la frontera entre el Líbano e Israel y secuestra a dos soldados. Esta agresión es condenada unánimemente por la comunidad internacional.El gobierno israelí tiene el derecho de su lado y, hecho excepcional, una opinión pública enteramente favorable, presa de una oleada de patriotismo.Todo justifica una reacción de envergadura. Pero, mezclando indecisión y baladronadas, improvisación e ideología, los políticos y los generales israelíes desaprovecharán una ocasión histórica. Aún peor, a primera vista Hezbolá sale reforzado del conflicto. Y llega el momento de las explicaciones.Renaud Girard, el único periodista extranjero de medios escritos presente en primera línea de fuego en él sur del Líbano, cubrió íntegramente esta guerra asimétrica acompañando a los soldados de élite del Tsahal. Bajo el fuego de los Katiushas de Hezbolá, en primera línea con las fuerzas de élite de la Brigada Golani israelí, presente en las calles desiertas de las localidades del norte de Israel, testigo de excepción de las víctimas árabes israelíes de sus «hermanos» del Líbano, Bernard Girard da una visión diferente de una guerra mal contada.á