Estas cinco obras son un reconocimiento de la importancia de lo cotidiano y de lo pequeño. Van por sí solas a fijarse en detalles y de esos detalles forman montañas. La mayor parte están construidas con tres patas, la de la memoria, la del presente, y la de la imaginación. Pero hay mucho humor en estas cinco historias, aunque no sé si hay comedia pura. A lo mejor son dramas en los que te ríes o comedias sobre temas no-cómicos. Sea lo que sea, animo a los que estén pensando en leer y hacer una puesta en escena con ellas a conectarse con lo que sucede. A empatizar con los personajes, a dejarse atravesar por ellos, a dejarse poseer y poner la distancia justa que exige el arte para poder verlos. Estar muy cerca y estar muy lejos de las historias es esencial. Estas historias nacen de una mirada analítica y crítica de la realidad. No dan por buenos ni lo hechos ni las emociones. Pero, sobre todo, hablan de los recursos de los vulnerables para seguir adelante.