España no está a salvo del terrorismo islámico. Todo lo contrario. Las atroces imágenes del 11 de septiembre podrían repetirse en cualquier ciudad española. Así parecen indicarlos las detenciones de comandos vinculados a Ben Laden y las visitas a nuestro país de Mohamed Atta, uno de los pilotos suicidas que atentó contra las Tores Gemelas. Pero estos datos no son más que la punta del iceberg. La población de inmigrantes musulmanes -legales o ilegales- no va a dejar de aumentar. La religión islámica es ya la segunda de España. Las relaciones con Marruecos son cada vez más tensas y difíciles.