El filósofo, poeta y sacerdote argentino Hugo Mujica desarolla una suerte de manifiesto contra la hiperactividad anímica.

El bienestar anímico ocupa hoy un espacio central en el debate público sobre la salud. Pero en lo relativo a sus cuidados se produce un choque entre dos discursos antagónicos: el que propone prestar atención al dolor existencial para atajarlo, y aquel que intenta sepultarlo bajo técnicas que disfrazan de paz mental la eficiencia y la productividad capitalistas.

En este contexto, la pregunta por lo emocional resulta tan conocida como urgente, y el estado de ánimo colectivo gana peso como un problema político, filosófico y estético de primer orden. En "Señas hacia lo abierto", Mujica repasa sus lecturas de la obra de Heidegger, uno de los mayores filósofos del siglo XX y el gran pensador sobre el sentido del ser, para repasar conceptos como nuestro vínculo con el mundo, la búsqueda de experiencias o la apertura al misterio, a lo que es y siempre nos será desconocido.