En este ensayo, el Dr. Marchetti analiza la presencia de Dios (Shejiná, en hebreo) como parte de la energía infinita (Ein Sof) que se materializa en el corazón. Unas misteriosas células similares a las neuronas del cerebro, durante la gestación, se instalan en la profundidad del corazón.

En mi libro "Biología molecular y la cábala hebrea" establecí las bases analógicas entre mística judía,  biología molecular y física de partículas,  proponiendo una nueva visión para el estudio de la cábala.

En este ensayo analizo la presencia de Dios (Shejiná, en hebreo) como parte de la energía infinita (Ein Sof) que se materializa en el  corazón. Unas misteriosas células similares a las neuronas del cerebro, durante la gestación,  se instalan en la profundidad del corazón. Este grupo celular de unas 60.000 neuronas  nada tienen en común con las células musculares que forman las cavidades cardíacas.

¿Cómo fue posible que células del sistema nervioso lleguen a lo profundo del corazón conformando un “mini cerebro”? ¿Cómo fue que llegaron ahí? A estos interrogantes daré respuesta en este libro, sin dejar de lado las analogías que todo proceso biológico mantiene con la divinidad. 

El corazón está en el centro del cuerpo y tiféret está en el centro del Árbol de la Vida, siendo uno imagen especular del otro.